Tipos de lumbalgia, tratamiento y prevención

14 Mayo 2018
La lumbalgia es un síndrome de dolor agudo o crónico en la parte baja de la espalda producida por una distensión muscular o de un ligamento vertebral.

Al haber varios tipos de lumbalgia, el dolor puede irradiar a la región glútea, las caderas o el abdomen. En estado agudo se agrava con cualquier movimiento, en cambio cuando es crónico sólo empeora con ciertos movimientos. Al dolor puede sumársele un compromiso neurológico, cuando se comprime la raíz nerviosa, lo que se denomina lumbociática o ciatalgia.

  1. ¿Qué es?
  2. Tipos
  3. Tratamiento
  4. Factores de riesgo
  5. Prevención en el trabajo

Es un problema frecuente, pues alrededor de un 70-80% de la población presenta o presentará lumbalgia a lo largo de su vida. Consecuentemente, es una de las causas más comunes de discapacidad laboral en personas de menos de 45 años, lo que supone un gasto importante en cuanto a compensaciones a los trabajadores y en el ámbito médico.

¿Qué es la lumbalgia?

La lumbalgia es unas de las posibles causas principales de absentismo laboral. Las posiciones forzadas o el esfuerzo físico que puede conllevar el puesto de trabajo pueden desencadenar un dolor de carácter incapacitante, sobre todo cuando se produce justo en el momento de realizar el esfuerzo (el gesto de la flexión de tronco o rotación cagando peso).

No obstante, existe controversia en cuanto a su causalidad laboral ya que los estudios realizados hasta el momento no han podido determinar si es realmente laboral o son factores extra-laborales los que la causan. Sí que habría causa laboral si se producen justo en el momento de realizar el esfuerzo e incapacitan poder seguir con la actividad, lo que coloquialmente llamamos ‘’quedarse clavado’’.

El origen multifactorial de la lumbalgia dificulta poder establecer una causalidad directa y por consecuencia poder precisar un diagnóstico y tratamiento específico. El 90% de las lumbalgias que se diagnostican se determinan como inespecíficas.

Tipos de lumbalgia

El tipo de lumbalgia se cataloga en función de las características del dolor ya que su origen puede ser muy variado. Se presentan tres tipos de dolor en función de su duración: agudo, subagudo y crónico. Y también de su aparición: mecánico o no mecánico.

Lumbalgia mecánica:

Es posible que sea el 90% del tipo de dolor que refiere la población cuando presenta lumbalgia. Éste aparece durante el movimiento y mejora en reposo. No se presenta dolor durante la noche. Suelen corresponder a dolores más agudos o subagudos. Se asocia a sobrecargas posturales y funcionales de la columna, así como a alteraciones en sus estructuras como en el cuerpo vertebral, discos intervertebrales o la musculatura y ligamentos.

Es difícil determinar qué parte es la que estructura es la que provoca el dolor por lo que se determinan como lumbalgias mecánicas inespecíficas.

Entre las posibles causas de la lumbalgia mecánica encontramos:

  • Estructurales:
    • Discal: Debido a un deterioro del disco intervertebral, puede aparecer el dolor durante la flexión de tronco o al estar mucho tiempo de pie o sentado. Es posible también que sea asintomática.
    • Espondilolistesis y espondilolisis: Se trata de un desplazamiento de la quinta vértebra lumbar.
    • Pseudoespondilolistesis: La cuarta vértebra lumbar se desplaza a causa de una degeneración de la columna, provocando un estrechamiento del canal vertebral pudiendo provocar dolor irradiado hacia los glúteos.
    • Síndrome facetario: Es una degeneración de las articulaciones interapofisarias de las vértebras que están inervadas y pueden provocar dolor irradiado también hacia extremidades inferiores como los glúteos o piernas.
    • Escoliosis: Es una curva lateral congénita que puede estar a la altura de la zona lumbar y provoca una sobrecarga de la musculatura y ligamentos, además de la degeneración de las vértebras.
  • Sobrecarga funcional:Son las sobrecargas que sufre la columna o sus estructuras adyacentes por una alteración en su biomecánica debido a:
  • Dismetrías de la pelvis.
  • Hiperlordosis (curvatura lumbar muy pronunciada).
  • Sobrecargas musculares de la espalda y de los ligamentos.
  • Desequilibrios musculares secundarios a la vida sedentaria, obesidad o gestación.

Lumbalgia no mecánica:

Es menos frecuente (10% de los casos), y su diagnóstico y tratamiento es más complicado. Es un dolor de carácter persistente diurno o nocturno, que no remite con reposo, y que afecta de forma severa al descanso. Puede aparecer en personas adultas, mayores de 60 años, y es importante prestarle atención ya que puede ser un síntoma de alguna patología concreta:

  • Inflamatoria: Inflamación de las articulaciones vertebrales.
  • Visceral: Se presenta como dolor referido de órganos de los aparatos genitourinario y digestivo.
  • Tumoral: Tumor que puede provocar un dolor de carácter inflamatorio con una posible rigidez el raquis.
  • Infecciosa: Infección vírica o bacteriana, puede afectar a las vértebras o discos.

Lumbociática:

Sucede cuando hay una afectación de alguna raíz nerviosa del plexo lumbosacro, normalmente del nervio ciático. Las raíces nerviosas pasan por estructuras óseas como las vértebras y el sacro o los músculos de la región lumbar, muslo y pierna. El nervio puede verse atrapado por alguna de las estructuras que atraviesa, provocando por defecto una afectación neural como dolor, parestesia, entumecimiento o sensación de hormigueo. A este síndrome se le conoce como ciática.

Una de las causas más comunes es la aparición de una hernia discal en un segmento lumbar. Se trata de un abombamiento del disco intervertebral que irrita la raíz nerviosa que sale de la columna. También, otro de los atrapamientos más comunes, es el del nervio en la zona glútea, concretamente por el músculo piriforme. A esta afección se la conoce como Síndrome del Piriforme y lo suelen sufrir personas que pasan mucho tiempo sentadas (común en muchos puestos de trabajo), causando que el músculo se contraiga y atrape el nervio.

Tratamiento de la lumbalgia

Su abordaje es complicado, de manera que cuanto más se sepa sobre el origen del dolor, más efectivo será el tratamiento. Además, como hemos comentado, su origen multifactorial dificulta poder determinar las causas de la dolencia.

El tratamiento se basa en tratar la sintomatología. En fisioterapia, se utiliza la terapia manual, una pauta de ejercicios terapéuticos y educación en salud, motivo por el que existen los grupos o la llamada ‘’Escuela de Espalda’’, donde los pacientes además de recibir un tratamiento individual, acuden a clases dirigidas en las que se les informa de la dolencia y se les enseña una pauta de ejercicios para darle flexibilidad a la columna y tonificar la musculatura abdominal profunda. Además, se analizan las actividades de la vida diaria que pueden comprometer la columna lumbar, haciendo que el episodio de lumbalgia se repita. El objetivo de estas clases grupales es proporcionar conocimiento y herramientas al paciente para prevenir el dolor lumbar.

Por otra parte, para el fisioterapeuta, es importante que el paciente preste atención a su propio cuerpo y sepa identificar el dolor y el gesto que lo provoca para poder optimizar el tratamiento.

Factores de riesgo para padecer lumbalgia

Los factores de riesgo para padecer lumbalgia son los siguientes:

  • Sedentarismo
  • Escoliosis
  • Hernia discal.
  • Artrosis
  • Aplastamiento vertebral.
  • Osteoporosis
  • Deformaciones estructurales congénitas.

Prevención de la lumbalgia en el trabajo

La lumbalgia se puede prevenir en el trabajo, para evitar lesiones musculoesqueléticas, con unas actuaciones muy sencillas:

  • Evitar el sedentarismo, manteniendo una actividad física regular y una buena condición física reduce la probabilidad de padecer lumbalgia. El deporte proporciona movimiento a la columna y tonifica la musculatura que la protege.
  • No pasar muchas horas sentado: Se recomienda levantarse cada 45 minutos.
  • Utilizar sillas ergonómicas regulables y que respeten la curvatura de la columna.
  • Inclinar ligeramente el respaldo para evitar la carga axial en la columna y en la musculatura.
  • Si se está de pie, utilizar un calzado de 1,5 hasta 3 cm de altura.
  • Evitar estar mucho tiempo parado. Al caminar, las cargas axiales se van distribuyendo por el cuerpo y la columna no sufre tanto.
  • Si es un trabajo donde se cogen objetos de peso desde el suelo, realizar la carga ‘’vertical’’ doblando las rodillas y manteniendo la espalda recta.
  • Para transportar pesos, se debe realizar siempre acercando el objeto hacia el pecho.
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Equipo medico dkv
Autor/a: Equipo médico DKV

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