Consecuencias del aislamiento social de adolescentes

14 Oct 2020
El cierre de los centros educativos y el distanciamiento social impuesto hace que los adolescentes pasen más horas en la habitación encerrados poniendo en riesgo su propio proceso evolutivo natural.

La aparición del Covid-19 y sus rebrotes posteriores ha provocado que los adolescentes de nuestro país sufran un aislamiento social y afectivo. Antes estaban acostumbrados a ver a sus amigos todos los días en el instituto, o incluso, si estaban agobiados podían salir a la calle a despejarse sin más.

El aislamiento afecta al desarrollo de los adolescentes

Durante la infancia, a través de la observación del comportamiento de sus padres, la familia cercana y la interacción con otros niños, el pequeño aprende a desarrollar sus primeras habilidades sociales que le permitirán alcanzar relaciones sanas, gestionar emociones, mostrar empatía, etc. Sin embargo, cuando llega a la adolescencia, la familia pasa a un segundo plano, y son los amigos y el sentimiento de pertenencia al grupo los que ocuparán un papel principal en el desarrollo del adolescente. El aislamiento social en esta etapa, por tanto, implica un obstáculo para que el adolescente consiga terminar de desarrollar las habilidades sociales imprescindibles para la integración en el mundo adulto. Como si todo se paralizara, y le faltaran referencias de aprendizaje que le muestren otras formas, distintas a las aprendidas en la familia, de moverse por el mundo con éxito. Además, la adolescencia es el momento en el que se afianza la personalidad, con lo cual, todos los aprendizajes sociales no integrados a lo largo de esta etapa costarán muchísimo de desarrollar ya en la edad adulta.

¿El desarrollo de qué habilidades puede verse afectado por el aislamiento social?

  • Empatía: es la capacidad de ponerse en el lugar del otro y entender sus sentimientos. Si el adolescente sólo se relaciona con su familia puede llegar a tener serias dificultades para comprender que hay otras formas de sentir, pensar y hacer.
  • Asertividad: es la capacidad de defender las ideas propias frente a las de los demás, sin dañar u ofender al otro. La falta de experiencia en las relaciones sociales puede hacer que el adolescente “aislado” se sienta incómodo defendiendo sus propias ideas o, por el contrario, se muestre agresivo y lesivo hablando. La falta de contacto con un grupo de iguales puede hacer que crea que sus pensamientos y valores son los únicos válidos.
  • Apego: es la capacidad de establecer vínculos afectivos con otras personas. Si el adolescente siempre se relaciona con sus padres y la familia cercana, es probable que tenga ciertas dificultades para construir vínculos afectivos con otros.
  • Interpretar situaciones: es la capacidad de comprender lo que sucede en una situación, más allá de las palabras. El adolescente “aislado”, debido a la falta de contacto con otras fuentes de aprendizaje social, tiene menos herramientas para comprender el mundo.
  • Comunicación: es la capacidad que tiene el adolescente para expresar sus ideas, emociones y peticiones de forma correcta. El adolescente que vive “de puertas para adentro” está desentrenado en mostrar su mundo interior.
  • Autocontrol: es la capacidad de controlar los sentimientos o emociones en determinadas situaciones. Para poder desarrollar esta habilidad, el adolescente necesita enfrentarse a diferentes situaciones fuera del contexto familiar.
  • Resolución de conflictos: es la capacidad de comprender o resolver problemas, reflexionando o valorando las diferentes opciones. Para poder tener diferentes puntos de vista respecto a un acontecimiento o situación, es necesario haberse relacionado con personas que piensan distinto a nosotros respecto a determinados temas.

Principales consecuencias psicológicas del aislamiento social

  • Depresión o apatía, que se ve reflejada en el rendimiento escolar. Un aislamiento social prolongado o forzoso puede favorecer la falta de interés por las tareas habituales y desgana para aprender cosas nuevas.
  • Sensación de incomprensión que se muestra en reacciones exageradas, irritabilidad y falta de reflexión. Generalmente, el adolescente se siente incomprendido por su familia y rechaza su ayuda. Con el aislamiento social, como no puede comunicarse de manera afectiva con sus amigos, a quienes siente como su principal apoyo, el adolescente tiene las emociones a flor de piel.
  • Baja autoestima derivada de la incorporación de miedos a vivir. La creación de unos protocolos de higiene y seguridad estrictos, además, de todas las noticias que se han estado escuchando durante el confinamiento sobre la capacidad de contagio del virus, incrementan la ansiedad al salir a la calle y el miedo a poderse infectar. Los miedos generan baja autoestima.
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Equipo medico dkv
Autor/a: Equipo médico DKV

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